Twitter
Menu

LAS IMPERFECCIONES

i-donc2b4t-look-like-a-supermodel1

“Nadie tiene un cuerpo perfecto, pero a todas las mujeres se les exige que lo tengan”

¿Recordáis la infancia? Aquella época en la que las preocupaciones no existían y en la que sólo disfrutábamos sin que nos importase la opinión de los que nos rodeaban. ¿Por qué queremos volver al pasado? Queremos volver a ser tan felices como éramos entonces; pero, ¿por qué no podemos ser felices ahora?

 

Parece que al crecer, al adquirir lo que llamamos “madurez”, empezamos a ser infelices. A partir del momento en el que nos preocupamos más por lo que piensan los demás que por lo que nosotros mismos pensamos, en ese momento dejamos de ser felices. ¿Acaso no somos los dueños de nuestro cuerpo y nuestra forma de ser? ¿Por qué nos obsesionamos por alcanzar esa “perfección” que solo aparece en la ficción? Queremos gustarle a todo el mundo, pero pienso que es imposible.

La verdad es que evito los espejos desde que empecé a crecer. La celulitis y las estrías empezaron a cubrir cada parte de mi cuerpo, sin dejar ni rastro de la inocente piel que solía tener. Soy la primera que levanta la mano para reconocer que es “superficial”, y me atrevo a echarle la culpa a la sociedad porque parece que lo más bonito y lo que le gusta a todo el mundo es el cuerpo que sale exhibiendo la joven de cualquier anuncio de bikinis. Las pocas veces que me miro al espejo siento un enorme rechazo cuando me miro, y no sólo por fuera. Cuando miro dentro de los ojos de la chica que se refleja en el espejo, no parece ser la misma. Sólo queda reflejado el miedo a no ser lo suficientemente buena nunca. Porque si no me gusto yo, ¿quién sería capaz de hacerlo?

Como he dicho antes, soy “superficial”, pero solo conmigo misma. Cuando conozco a alguien, me gusta hablar con la persona para conocer cómo es por dentro, para saber si tenemos cosas en común, y para hablar sobre las cosas que nos hacen únicos.

Las cosas que nos hacen únicos y, por lo tanto, originales, son las imperfecciones.

He realizado una serie de preguntas a unas adolescentes escogidas al azar. En  ellas les preguntaba lo que más y menos les gustaba de su cuerpo, si les importaban las imperfecciones o valoraban más las perfecciones.

"Si no nos gustamos, es por la constante influencia de la sociedad."

“Si no nos gustamos, es por la constante influencia de la sociedad.”

Aunque las respuestas hayan sido más o menos parecidas, puedo dividir en dos grupos a las chicas que han accedido a participar en esa “encuesta”. Por un lado, se encuentran las que han dicho que la parte preferida de su cuerpo son los “ojos”. Han escogido esta respuesta porque es la parte de una persona en la que primero nos fijamos, además de que estos son los únicos que dicen la verdad: podemos llegar a conocer a cualquiera a través de simples miradas. Estas chicas también han respondido que no se consideran “superficiales”, o intentan no serlo, aunque les cueste trabajo. Por otro lado, están las chicas que me he atrevido a calificar como “inseguras”. Ellas dicen que  no les gusta nada de su cuerpo; también han dicho que no se ven a sí mismas “superficiales”; algo que me confunde porque, si no son capaces de decir algo positivo de su cuerpo, es porque tienen referencias que consideran mejores; por lo que el hecho de prevalecer la imagen sobre el fondo de la personalidad, es decir, la “superficialidad” se confirmaría.

De estas veinte encuestadas, sólo tres me han dicho que nada más perciben y se dan cuenta de las cualidades perfectas. Sin embargo, yo no soy capaz de hablar de las perfecciones porque para mí solo existen las imperfecciones. Y es que las imperfecciones son, como he dicho con anterioridad, lo que nos hace especiales, y lo que realmente llama más la atención ante las monótonas y perfectas cualidades que nos hacen creer que debemos tener todas por igual.

Nadie es perfecto, todos poseemos imperfecciones, unos más que otros. Y estas son muy subjetivas ya que cada uno califica por su cuenta en qué consisten. Nadie decide sus defectos, simplemente se limita a aceptarlos o a luchar contra ellos. Las imperfecciones no se encuentran en el exterior. La gente te quiere por cómo eres, no por lo que aparentas o intentas esconder.

Desde mi punto de vista sólo existe una imperfección: NO QUERERNOS.

lagrima

“Sólo existe una imperfección: NO QUERERNOS.”

Nacimos así, nuestra vida está definida y, si intentamos cambiarla, seremos infelices. Somos como somos y nadie, absolutamente nadie, tiene el poder para juzgarnos y decidir qué está bien  y qué está mal de nosotros mismos.

Volvamos a lo de antes: éramos felices cuando solo nos preocupábamos por divertirnos y disfrutar. ¿Y si probamos a hacer lo mismo? ¿No somos lo suficientemente mayores como para saber quién debe juzgarnos?

Si no nos gustamos, es por la constante influencia de la sociedad. Invito a que cada uno desarrolle su propio canon de belleza. Basta ya de superficialidades. Lo importante es lo de dentro, lo que hace a una persona ser lo que es, no lo que aparenta.

Invito a la gente a adentrarse en las miradas de la gente que realmente merece la pena conocer. ¿Cómo saber quiénes son las personas que nos harán felices? En cuanto compartáis una imperfección, os daréis cuenta de que era la persona que estabais buscando.

No hay nada más bonito que hablar de una imperfección o defecto en común. Compartir cómo cada uno supera sus imperfecciones, puede ayudar a muchísimas personas a sentirse bien.

Un último consejo: Intentad ayudar antes de juzgar, por favor.

H. Dustie.

curso 2014-2015.