Jesus Christ “desdivinizado” Superstar

Durante toda la película se nos presenta una historia bíblica: en concreto, desde antes de entrar a Jerusalén hasta la crucifixión de Jesús. Sin embargo, no es una fiel representación de la Biblia, sino una desdivinización. Todos y cada unos de los personajes son simples mortales que enfrentan problemas tales como la clásica tragedia griega escenifica: problemas humanos. El individuo y la sociedad, el hombre y su entorno, y el conflicto interior del hombre consigo mismo, entre su mente y sus impulsos.

El personaje de Jesús se muestra idealizado por sus seguidores. Ellos depositan toda su fe en Él, creen que les va a salvar de todo, que les va a guiar a un sitio mejor, que puede curarlos y protegerlos de cualquier mal.

Pero no es más que un hombre, no puede proteger a una multitud por mucho que lo intente, como se nos muestra en la escena de los leprosos, que le piden curación. Jesús trata de curarlos, pero llega un momento en que la masa se apodera de él y, como cualquier ser humano, se siente impotente ante tal situación.

María Magdalena es, posiblemente, la única que ve a Jesús como un hombre. No espera que Él lo soporte todo, sino que trata de ayudarlo y apoyarlo. Se preocupa por Él. María duda de sus sentimientos. Ella es prostituta, y el comenzar a sentir algo por alguien hace que sienta que ha perdido el control sobre sí misma.

Por otro lado, Judas, el verdadero protagonista de la obra, es alguien que se deja llevar más por la razón que por otra cosa. Sabe que Jesús no puede salvarlos a todos, y se da cuenta de que sus seguidores están cegados por esa falsa idea, incapaces de ver la realidad. Fuera de ese engaño, Caifás le ofrece una suma de dinero a cambio de que le entregue a Jesús. Judas acepta el trato, dejándose humillar. Finalmente, cuando Jesús ha sido juzgado y crucificado, se suicida a causa del arrepentimiento de haber traicionado a un amigo.

La escena final nos muestra al elenco de actores yéndose del decorado como si nada hubiera ocurrido. Tan sólo unos pocos dirigen una última mirada hacia la cruz que ha quedado olvidada. Con más de 40 años desde el estreno de dicha película, este momento de olvido es muy común en nuestra actualidad. Acabamos de pasar la Semana Santa y, de repente, todo el mundo era devoto y fiel al culto religioso. Grandes multitudes seguían los pasos por las calles de Granada, cuando la mayoría de esas personas posiblemente ni siquiera fuesen creyentes. Durante una semana, la gente se vuelca en una celebración religiosa, que, una vez que pasa, nadie parece recordarla. Al igual que los actores de la película, llegan deseosos de empezar, actúan con todo su empeño y una vez terminado, se marchan como si nada.

Quizá la sociedad, desde antaño no ha sido más que un inmenso elenco de actores que derrochan su vida improvisando papeles para llegar a formar un personaje al que creer como real, y tras dedicar únicamente el tiempo justo a las cosas, después, perderlas en el olvido.

Ángela Crespo Contreras

curso 2015-2016.