Viaje de Estudios (curso 2015-2016)
Nos pasamos la vida esperando a que lleguen determinados momentos y ansiosos vivimos sumergidos en nuestra monótona rutina.
Pero este año por fin llegó el momento con el que soñamos durante mucho tiempo, el viaje de estudios.
Nuestro queridísimo Primer Curso de Bachiller nos ha dado (aparte de exámenes, deberes, trabajos y algún que otro quebradero de cabeza) un respiro para embarcarnos en MSC Preziosa, y así poder disfrutar y aprender por aguas del Mediterráneo visitando ciudades maravillosas durante una semana.
El simple hecho de viajar provoca una sensación que muy pocas experiencias igualan, y si a esto se le suma que viajas rodeado de personas que conoces prácticamente desde que tienes uso de razón y son muy importantes para ti; o, por el contrario, conoces desde hace poco, pero parece como si os conocieseis de siempre, pues la sensación es mejor todavía.
Cierto es que siempre las expectativas se ponen muy altas y nunca sabes si realmente llegarás a ellas. En este caso se han superado con creces.
El interminable viaje en autobús mereció la pena cuando nos pusimos delante de aquello que parecía un edificio, pero que en realidad se trataba del barco en el que íbamos a disfrutar como nunca.
El interior del barco era impresionante: los camarotes, las escaleras, los jacuzzis, las piscinas, todos los salones y zonas comunes, la cubierta… Tan impresionante era que, hasta que no zarpamos, no pudimos creernos que fuésemos a empezar nuestro viaje.
Visitamos varias ciudades: Marsella, Génova, Roma, Palermo y Malta. Cada ciudad con su encanto y peculiaridades, a cual más bonita e interesante; desde el puerto viejo de Marsella o su basílica de Notre-Dame de la Guarde hasta la preciosa ciudad de la Valeta, pasando por el Coliseo romano y el Vaticano.
Todos los días después de las excursiones llegábamos al barco y algunos descansaban, otros se bañaban, iban a los recreativos, comían en el buffet… Había un sinfín de cosas que poder hacer, el aburrimiento era inconcebible. Después de cenar en el restaurante empezaba la noche y nos íbamos a la discoteca.
Gracias a este viaje hemos estrechado lazos con todos los compañeros y hemos creado nuevas amistades. Ha sido un conjunto de emociones y vivencias inolvidables.
Ha habido tiempo para acordarnos de los compañeros que no vinieron y que echamos mucho de menos.
También nos toca agradecer al Instituto y en particular a Sole, Raquel y Esther, las profesoras que nos han acompañado, que hayan sido como una más de nosotros, que siempre estuviésemos a gusto con ellas, que nos hayan aconsejado; en definitiva, que hayan hecho posible este gran viaje.
Y sí, es verdad que acabó, pero siempre quedará en nuestro recuerdo como una de las mejores experiencias de nuestra vida. Quizás lo peor haya sido volver a la rutina y no seguir en ese viaje que tantas experiencias nos ha dado y que repetiríamos una y mil veces.
Cristina Llorens Torralvo
curso 2015-2016