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CONSIDERACIONES ACERCA DEL BILINGÜISMO (1994)

 

Presentamos un artículo del profesor de Inglés DANIEL DÍAZ SERRANO, escrito hace 20 años, que aborda de manera precursora y reveladora la preocupación e interés que el Depto. de Inglés ha tenido siempre por la enseñanza bilingüe, hoy toda una realidad de la que nuestro Centro puede sentirse plenamente orgulloso.

 

portada

 

Una iniciación temprana en el idioma evitaría muchos problemas.

Partimos de la base de que el fenómeno del bilingüismo tiene componentes socioculturales y lingüísticos y, por consiguiente, el grado de dominio de la L2 (léase: “segunda lengua”) dependerá de múltiples factores, como grado de nivel cultural del individuo y su familia, entorno social en el que desarrolle sus actividades, necesidad de utilizar el segundo idioma, etc.
Además habría que destacar dos tipos de bilingüismo: 1) desde el punto de vista de la motivación o afectividad del individuo hacia la L2, por un lado; lo que podríamos llamar el “bilingüismo forzoso”, que es el caso de los emigrantes, caracterizado por darse en entornos socioculturales pocos favorecidos, en los que los sujetos no nativos a veces sufren discriminación – lo cual agrava el problema desde una perspectiva lingüística-. 2) Y, en segundo lugar, estaría el llamado “bilingüismo voluntario” que se caracteriza por pertenecer a una clase elitista en contraposición al anterior, propio a una clase trabajadora. Este segundo tipo de bilingüismo conlleva estudiar en escuelas del país, cuya lengua se quiere aprender con profesores nativos, con au pair filies, con posibilidad de hacer turismo en el país de la L2 cuantas veces se desee, para mantener o perfeccionar su aprendizaje, etc.

El fracaso escolar en lo concerniente a la mayoría de las asignaturas y en particular a la adquisición de una L2 viene provocado por una ausencia de motivación o, lo que es lo mismo, a una falta de afectividad por parte del alumno hacia la L2. Si esta L2 se aprende exclusivamente en el medio escolar sin apoyos externos de carácter afectivo, está destinada al fracaso, en tanto en cuanto no va a ser usada como medio de comunicación de sentimientos, sensaciones, opiniones, etc. Por consiguiente, desde la óptica de psicología infantil al niño tiene que gustarle la L2, y entendemos que la iniciación en el bilingüismo debe ser lo más temprana posible.

Desde una perspectiva neurofisiológica cuanto más precoz sea ese primer contacto con la L2 mejor adaptación existirá. Así al basarse en W.G. Penfield y L.Roberts, Speech and Brain-Mecanisms, Princeton, P.U.P, 1959,Renzo Titone afirma en Bilinguismo y Educación, Barcelona, Fontanella, 1976 (pag.93):

Por tanto, debemos aceptar el hecho de que “el joven posee una capacidad de adquisición de nuevos mecanismos lingüísticos que no posee el adulto en igual grado. En consecuencia, debiera utilizar esta plasticidad del cerebro durante los primeros años de la vida dado que, para un cerebro joven, aprender dos o tres lenguas no es más difícil que aprender una…

Otra de las razones que aconsejan este comienzo temprano es que el aprendizaje de una L2 o una L3 (léase: “tercera lengua”) debe ser natural para que sea efectivo. Esta naturalidad tendrá que ser la misma en la L2 que en Lm (léase: “lengua materna”).Muchos expertos en el campo de la fisiología y la psicología infantil afirman que esta iniciación del niño en la L2 ha de ser desde su mismo nacimiento. Por lo tanto, ya no podríamos hablar de L2, sino de dos lenguas maternas, Lm1 y Lm2. Otros consideran que este comienzo no debería ser hasta los cuatro años, una vez que el niño tiene más o menos consolidada la Lm. En los que si coinciden todos es que el niño ha de empezar el estudio de la L2 antes de los ocho años.

Por otro lado uno de los motivos por el que gran parte de parlantes no nativos tengan lo que solemos llamar “acento”, o sea, lastre fonético de la Lm sobre la L2, se debe a que no ha existido una iniciación temprana. Esto se evitaría si el niño empieza en la L2 cuando su aparato articulatorio no está todavía formado. Por lo cual, entendemos que, siempre que no sea un handicap, debemos empezar con ese aprendizaje lo antes posible. Por ejemplo: si un niño cuya Lm sea el inglés adquiere el sonido /r/ en palabras como parrot, Sarah,… o un niño de origen francés aprende el sonido /r/ de rue, Pierre,… no le va a resultar fácil tener que articular el sonido español en palabras como risa, perro… Esto no quiere decir que no pueda asimilar este sonido en una edad más avanzada, sino que el esfuerzo va a ser muchísimo mayor y la perfección deseada no se va a conseguir en todos los casos.

En el caso en que esta iniciación no se realice simultáneamente, o sea, que se haga antes de los ocho años, habría que tener en cuenta lo que podríamos llamar indicador de dificultad o diferencia con respecto a la Lm. Obsérvense las características del ejemplo siguiente: 

0 Español ¿Podría traerme un periódico?
1 Italiano Trarre me un giomale, per favore.
2 Francés Voulez-vous m’apporter unjoumal?
3 Inglés Will you bring me a paper?
4 Holandés Wilt u me een krant brengen?
5 Alemán Wirdst du mir einen Zeitung bringen?
6 Sueco Skulle Ni ha godheten och ge mig en tidning?

Un estudio comparativo y riguroso de estas lenguas y de sus componentes fonéticos, morfosintácticos y léxico-semánticos nos llevarían a importantes conclusiones.

Partiendo de la base de que el niño a iniciar en el bilingüismo es obviamente español; como es de prever una lengua de origen latino (italiano y francés) le va a resultar más fácil que una que no lo sea (inglés, holandés, alemán y sueco). A pesar de que hemos clasificado el alemán en 5ª posición de acuerdo al grado de dificultad, nos atrevemos a decir que tal vez resulte el más difícil de todos por su complejidad morfosintáctica.

Además en la adquisición de una L2 está lo que se denomina el concepto de receptividad (escuchar y leer: comprender) en contraposición a la productividad (hablar y escribir: hacerse comprender). Pues bien parece ser que un niño en su Lm necesita de un período de entre uno y dos años de una adecuada receptividad, tanto cuantitativa como cualitativa, para poder empezar a producir; producción que no empezará a tener cierto grado de aceptabilidad hasta el tercer o cuarto año. Gran parte del profesorado (nativo o no) que no obtiene los resultados apetecidos, es debido a que no tiene en consideración lo que acabamos de decir pretendiendo que sus alumnos sean “productivos” sin la suficiente cantidad de “receptividad”.

Un aspecto de capital importancia es la afectividad del niño. Si el niño se le obliga, si asocia la L2 al significado negativo que para él tenga la escuela, si el profesor en cuestión no muestra la suficiente sensibilidad y paciencia para presentar la L2 de forma lúdica, entretenida y eficaz, el niño empezará mal.

 Esto puede fomentar fobias hacia la L2 y en consecuencia estropear el proceso de aprendizaje. Ante un suspenso en idiomas de todos los docentes es conocida la pregunta del padre ( o del propio alumno): “¿Y cómo debe / puede mi hijo prepararse el francés / inglés / …. para septiembre?” La respuesta del profesor carece en la mayoría de los casos del rigor y la lógica que se desea, dado que una L2 no se estudia de la misma manera que una asignatura corriente. La L2 hay que practicarla escuchando (50%), hablando (25%), leyendo (15%) y escribiendo (10%). Así vemos que el estudio-aprendizaje de una L2 dependerá de cada individuo y no hay unas pautas categóricas que garanticen una adquisición eficaz. En este sentido y ya que cada alumno asimila de un modo distinto, los exámenes en idiomas son en muchos casos poco apropiados y bastante subjetivos para los alumnos, haciéndose demasiado hincapié en la lectura y la escritura por razones de tiempo.

A veces es sorprendente ver como al finalizar el verano el alumno vuelve a la escuela habiendo olvidado, si no todo, sí gran parte de lo aprendido durante el curso anterior. Así ocurre con los alumnos que, después de un período de cinco o seis años de aprendizaje de la L2, no la dominan con la soltura que se podría esperar. Del mismo modo podríamos decir de los alumnos que empiezan una carrera universitaria y dejan a un lado la L2: al cabo de unos años lo han olvidado casi todo. Igualmente, existen casos de padres que se gastan entre 250.000 y 1.000.000 de pesetas en enviar a sus hijos al extranjero para que aprendan la L2 o la mantengan, experiencias que no resultan todo lo fructíferas que desearíamos y en la mayoría de los casos el esfuerzo de esos padres no ha valido la pena.

De todo esto debemos sacar una conclusión clara: la necesidad de una continuidad en la L2. Para hacer efectiva esta continuidad debe existir el fenómeno de la afectividad por la L2. Así el alumno leerá en verano, escuchará música, viajará,…. Sin embargo, la solución ideal al problema que acabamos de señalar vendría dada por la creación de escuelas de francés/inglés/…. y profesores nativos en los que la L2 se utilizase en toda su dimensión. Esto hoy por hoy es posible tan solo para una minoría privilegiada.

Por todo ello no nos queda más remedio que recurrir a una iniciación temprana impregnada de afectividad; es decir, el profesor, padre (si es nativo o domina la L2), el tutor o la au pair fille deben dirigirse al niño en la L2 y
acostumbrarlo a ese código. Si quebrantamos la costumbre, el niño se va a dar cuenta de que esa persona sabe la Lm y no quiere usarla con él, pudiendo estropear así todo ese proceso de iniciación. Es importantísimo que el niño haga asociaciones familiares, escolares, personales,…. en las que la L2 tenga que usarse y no tenga lugar la Lm.

 Daniel Díaz Serrano.

BIBLIOGRAFIA:

-Appel, R. and Muysken, P., Language Contact and Bilingualism, London, Arnold, 1987.

-Fishman, J.: Sociología del lenguaje, Madrid, Cátedra, 1988.

-Penfield, W.G. and Robert, L., Speech and Brain-Mechanisms, Princeton, P.U.P., 1959.

-Titone, R.: Bilinguismo y Educación (Barcelona, Fontanella, 1976)