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Día de San Valentín: 14 de febrero de 1995

 

 

Como ya todos conocemos, el 14 de Febrero se celebra en nuestro Centro una de las fiestas con más tradición, siendo muy esperada por algunos y menos deseada por otros.

Se hace una especie de buzón del amor, en el que se depositan todas las cartas. Estas después serán entregadas a su destinatario, junto con un bonito clavel rojo. 

Este año por ser alumna de 3º, yo tuve el honor de repartir dichas cartas, por supuesto, con unas cuantas compañeras más. Cuando estás en medio de toda esa gente, al principio  te avergüenzas un  poco, pero todo pasa pronto entre bromas y risas. 

Entrega de cartas en el Día de San Valentín, 14 de febrero de 1995.

Entrega de cartas en el Día de San Valentín, 14 de febrero de 1995.

Toda la gente te míra atenta, las expresiones de sorpresa, unidas al enrojecimiento y esa sonrisa picarona, que denota los pensamientos: ¡yo, por fin…!, cuando oyen su nombre por el altavoz. Muchos hasta suspiran mientras esperan. Otros más tímidos incluso se niegan a salir y recoger su carta delante de todo el mundo. Cuando al fin se deciden, al llegar donde tú estás, te piden el sobre impacientes, orgullosos de haberlo recibido. Y es que…  ¿a quien no le gusta sentirse querido?

Después están los que causan sensación, ya que reciben dos, tres, o incluso más cartas. Son los más ligones, y para demostrarlo vuelven a salir a recoger las cartas con los claveles de las anteriores en la mano, mostrándolos a todos con una sonrisa de anuncio de pasta de dientes.

 Cuando se acaban las cartas, los que no recibieron miran de “reojillo” a los ligones, que leen entretenidos y entusiasmados las cuatro líneas que hay escritas sobre un papel arrancado de la libreta que menos gustó al escritor. Algunos dicen para sí: “el año que viene será”. Los de pensamientos más retorcidos pensarán en escribirse ellos mismos la próxima vez, y así demostrar que también pueden enamorar. Sin embargo, no todas las cartas son de amor. Algunas, yo diría la mayoría, están destinadas a bromear, a decirle a un amigo que la chica que le gusta va detrás de él, y que le ha escrito esa carta: es una situación muy divertida.

Hay algunos incrédulos, pero otros… les cambian la letra un poco y pueden llegar a creerse lo que dice la carta escrita
por un compañero de mesa. El poder de la imaginación es grande.

Las cañas también suelen estar dirigidas a los profesores. Yo no pienso que sea por los amores despertados durante el curso, sino que son bromas inocentes, propias de la edad. Por eso pido públicamente que no se molesten los profesores si reciben alguno de estos sobres, ya que es el único camino de decirles lo que se piensa de ellos sin temor a represalias. Por esta misma razón los profesores deberían tomarse en serio el reparto de cartas y acudir a por las suyas.

Con lo dicho espero haber podido reflejar el ambiente que se vive en ese Día de San Valentín en el Instituto “Alba Longa”. Sólo una última puntualización: animáos y escribid muchas cartas el año que viene. Es una tradición muy bonita y divertida que merece perdurar. Y los beneficios que se obtienen con la venta de los sobres son para una buena causa, el Viaje de Estudios de 3ºBUP.

Nosotras lo pasamos estupendamente y espero que todos también. 

¡Suerte para el próximo año y a ver si recibís más cartas!.

 

Begoña Checa Castaño. 3ºBUP A

 

Fuente: ANUARIO 1995