Despedida de Lourdes Alguacil de la Blanca
Dedicado a LOURDES ALGUACIL DE LA BLANCA.
Profesor de Lengua y literatura Española del I.E.S. ALBA LONGA (1990-2004)
[Discurso fechado el 23-6-2004]
Para comenzar en un tono humorístico, voy a traer por unos momentos a esta mesa a dos personajes que últimamente están en el candelabro, perdón, candelero de la más rabiosa actualidad, y que te van a saludar. Me refiero:
- En primer lugar, al doctor que nos va a dejar sin trabajo a los estadísticos (por haber roto todas las estadísticas en fecundación): el doctor Iglesias Puga, padre de Julio Iglesias, que te diría: “Lourdes, eres una chica formidabilisísisima, estupendísisisima y maravillosísisima.
En segundo lugar al señor Presidente del Gobierno, que te diría: “Gracias, gracias, Lourdes, por tu contribución, por supuesto, inconsciente, a que sea Presidente del Gobierno. No olvidemos que una de las bazas a la que mayor rendimiento hemos sacado en las últimas elecciones, ha sido al buen talante y, desde luego, a ti te pertenece el copyright de ese buen talante.”
Bueno. Dejando estas bromas y haciendo un poco de historia, tengo que deciros que el primer contacto mío con Lourdes fue en el curso 88-89, el año de los 10 profesores pioneros, de los que sólo quedamos en el Centro 5: recordemos a Pilar, José Luís, Miguel, Carmen y a ti. Tiempos idílicos donde los alumnos todavía querían aprender y los profesores enseñaban, sin necesidad de tener que aprender a enseñar. El lugar provisional que teníamos, dentro de los terrenos que la Diputación tiene en Armilla, también invitaba a mantener un estado anímico positivo, con aquel campo de fútbol de dimensiones extraordinarias y aquella Sala de Profesores con terraza y vistas a Sierra Nevada, en fin, otros tiempos. Desde aquella época ha llovido mucho, a los 2 años nos cambiamos al nuevo edificio actual, donde, por cierto, nos dieron la oportunidad de estudiar y presentar propuestas de mejora sobre los planos de construcción, para después hacernos muy poco caso (recuérdese la insistencia en que, por ejemplo, el gimnasio tuviera unas medidas reglamentarias; aunque, para ser justos, nos permitieron rediseñar las plantas de los jardines y alguna cosita más). Y en donde hemos vivido una de las transformaciones más duras que ha sufrido la Enseñanza No Universitaria. Recuerdo todavía el día oficial de la Inauguración del Centro por el entonces Consejero de Educación Antonio Pascual Acosta, allá por el año 1991, quien, una vez terminados los actos de inauguración, participó en el desarrollo de un Claustro Extraordinario, donde se le plantearon las dudas que teníamos casi todos los profesores sobre la entrada y desarrollo de la LOGSE, y donde el Consejero, como avezado político, tomaba nota de nuestras quejas, pero sin responder a ninguna.
Pero no todo van a ser añoranzas y críticas; entre otras cosas porque si los profesores somos algo, es optimistas por naturaleza, dada la naturaleza de los elementos con los que trabajamos a diario. Y es cierto que con todo el impulso e ilusión, todos los profesores sin excepción, nos pusimos manos a la obra a trabajar por nuestros alumnos de Armilla, a hacer camino al andar para dar una personalidad propia a un Centro que iniciaba su andadura.
Entre todos los profesores estabas tú, Lourdes, una mujer con firmes convicciones espirituales, con gran interés por todo, participativa en todo lo que te propusieran, lo que te llevó a colaborar conmigo en tareas de Secretaría en la primera etapa y, después, en la realización de Actividades Culturales, por lo que tienes mi agradecimiento, pero donde tu buen talante y colaboración han abarcado durante todos estos años a todas las personas del Centro, profesores, alumnos, padres y personal no docente. Nos has dado ejemplo de profesionalidad como profesora de Lengua y Literatura, de compañerismo, solidaridad, optimismo, alegría, sensibilidad por todo lo injusto, humildad, perseverancia, sencillez, y todas las que se me olvidan. Pero lo que a mí personalmente me ha impresionado más, ha sido tu fuerza vital, tu entereza y tus firmes convicciones cuando la vida te ha puesto a prueba. Sólo las personas con una gran fuerza interior, fe, coraje y determinación, son capaces de luchar y pelear con el espíritu que tú lo has hecho.
Recuerdo que muchos de nosotros, cuando te llamábamos para saber la evolución de tu enfermedad, lo hacíamos temerosos, con mucha preocupación y, en muchos casos, pesimismo, y eras tú la que terminabas insuflándonos ánimo y optimismo.
Quiero en nombre de todos mis compañeros, y en el mío propio, darte la enhorabuena por esta nueva etapa, alejada de la tiza (lo que hoy en día no es poco), que ya llevas acariciando algún tiempo. Algunos psicólogos dicen que en la jubilación la persona corre el riesgo de deprimirse, pero yo estoy seguro de que con todas tus ocupaciones no va a ser ese el caso, y desearte que a partir de ahora todo transcurra según tus deseos.
Para terminar voy a permitirme en este caso una licencia y hacerte un guiño religioso-literario sirviéndome de una página del evangelio de San Mateo, sobre el Sermón de la Montaña, que sin duda tú debes conocer mejor que yo, y que te dedico con todo mi cariño:
- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos, porque con tu humildad y sencillez tú, Lourdes, eres pobre de espíritu.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra, porque con tu buen trato y comprensión en la relación con las personas, tú eres mansa.
- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados, porque convirtiendo la tristeza en alegría, tú también lloras.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos, porque esforzándote en ser mejor cada día tú también tienes hambre y sed de justicia.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia, porque compartiendo las desdichas y las angustias de los demás tú también eres misericordiosa.
- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios, porque con la calidad moral de tu vida y esa capacidad de preocuparte por los demás, tú también eres limpia de corazón.
- Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios, porque con tu deseo de entendimiento y ausencia de violencia con todas las personas, tú también eres pacífica.
- Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos, porque en muchas ocasiones hoy en día se sufre cierta incomprensión por las ideas religiosas y convicciones morales, tú, Lourdes, también padeces persecución a causa de la justicia.
Por último voy a terminar con una cita de la que no voy a decir el autor aunque sí el título del libro donde aparece y un número: Surco-72.
Estás pasando unos días de alborozo, henchida el alma de sol y de color. Y, cosa extraña, ¡los motivos de tu gozo son los mismos que otras veces te desanimaban!
Es lo de siempre: todo depende del punto de mira. Lætetur cor quærentium Dominum “Cuando se busca al Señor, el corazón rebosa siempre de alegría”.
José Ángel Gallardo San Salvador.