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Crónicas desde el Estadio: Jornada 1

 

Four Seasons in One Day” (“Cuatro Estaciones en un solo Día”) 

23/08/2014: Primer encuentro de Liga del Granada CF en su estadio. RESULTADO: 2-1

 

 

El primer partido de Liga del Granada C.F., y en su estadio, se vivió como el nombre del grupo australiano de los 90 Crowded House (“Casa Repleta de Gente”):  había mucho público. Y lo que ocurrió en el terreno de juego sonó como su canción de mayor éxito, “FOUR SEASONS IN ONE DAY” (“Cuatro Estaciones en un solo Día”).

 

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La primera parte empezó como el Otoño, sin hojas, sin goles, casi sin fútbol si lo entendemos como técnica, como arte, como labor humana. El balón parecía que tenía vida propia e independiente, y las piernas de los jugadores de ambos equipos apenas conseguían que rebotara en sus canillas sin orden ni concierto. Los espectadores, acostumbrados al fútbol de salón de los grandes, estábamos atónitos de que en vivo y en directo no hubiera manera de conducir el esférico, que todo fuera un frontón disperso de balonazos sin propiedad ni dueño.

De pronto llegó el Invierno. El gol del equipo visitante fue similar a la parte de la canción australiana, donde dice : “Everything gets turned around And I will risk my neck again, again” (“Todo se vuelve del revés y volveré a arriesgar mi cuello una y otra vez”). Como una lluvia espesa de frío y lodo cayó sobre el graderío el miedo residente que habíamos intentado olvidar de la temporada pasada. La impotencia es la peor de las calamidades. No hay donde recurrir: al árbitro, a las faltas, a las tarjetas, a la madre del linier, a ver si un penalti,… a todo, menos a lo que se le ha perdido la confianza, al jugador del Granada C.F., a su saber hacer, después de la demostración de incompetencia manifiesta en los momentos previos, en el otoño ya referido.

Así acabó la Primera Parte. Y el bocadillo no sabía bien, la Coca Cola no tenía gas y la cerveza se quedaba pronto sin espuma. Lo único hermoso era la gente, el esfuerzo colectivo de asistencia masiva, jóvenes, niños, adultos, amigos y familias, todos estábamos allí para celebrar la gran fiesta del fútbol granadino. La luz iluminaba un aforo de cerca de 15000 personas. Perdíamos, pero perdíamos poco. 0-1. Acababa de empezar la Liga.

La Segunda Parte llegó como la Primavera. Rochina, el único al que se le había visto 30 segundos con el balón en los pies sorteando enemigos en la Primera Parte, consigue un disparo sin apelación ante la portería de los gallegos, y da el primer gol al Granada, a su casillero y, sobre todo, a la afición. 1-1. Es un primer brote de la olorosa flor llamada esperanza. La grada no sabe si es un altibajo, una leve mejoría de la fea enfermedad de perder siempre, o es un síntoma de recuperación de la convalecencia hacia la salud estable y vencedora. Entre ganar y perder, el granadino se queda con NO PERDER. Poca confianza, como la de los jugadores, había en el público. Visto lo visto, la victoria no se imaginaba que entrara en el menú del día.

Pero llegó, por fin, el Verano. Babin puso la cabeza en un centro al área, y el balón encontró el camino expedito hacia la red del equipo coruñés. 2-1. Nadie lo esperaba. Había subido la temperatura de un encuentro que en casa hubiera merecido un justiciero cambio de canal. Pero en directo era otra cosa: ambos equipos habían ido engrasando su juego a medida que pasaban los minutos sobre el césped. Los cambios de Caparrós habían causado efecto. El Granada, en busca de su propia identidad como equipo, se encontraba con el triunfo y subía dos tallas ante una afición a la que, previamente, le había hecho creer que con menos se podía dar por satisfecha. 

Quedan muchas cosas que mejorar, pero la confianza en sí mismo es la base indispensable de la voluntad de ganar; o, lo que es lo mismo en Primera División para un equipo como el Granada: la voluntad de existir. En este partido se dieron unos primeros pasos. Pero los que salimos del estadio sabíamos que la alegría que llevábamos era como el que lleva en la solapa la flor de un día. Como dice el tema de Crowded House: “Even when you’re feeling warm, / The temperature could drop away / like Four Seasons in One Day. // It doesn’t pay to make predictions”. (“Aun cuando te estés sintiendo confortablemente cálido, / la temperatura podría desplomarse, /igual que cuatro estaciones en un día. // No merece la pena hacer predicciones”).

Antonio Andino Sánchez