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Crónicas desde el Estadio: Jornada 38

 

¡Volvemos a ser (otra vez) de Primera!

23/05/2015: Decimonoveno y último encuentro de Liga del Granada CF en su estadio. RESULTADO: 0-0

  

El Once Inicial del Atlético de Madrid. PHOTO: Autor del artículo.

El Once Inicial del Atlético de Madrid. PHOTO: Autor del artículo.

 

Y llegó el último encuentro; decisivo, necesario para dilucidar la permanencia. El público acudió en masa, un 93% del aforo. Había ganas de celebración. El fútbol quedaba en segundo plano. Por eso nadie protestó un partido de sábana blanca y almohada de seda: un juego con el contrario que era eso, un juego sin daño, sin rasguños, sin ganas de molestar. Otro planteamiento quizás hubiera sido impensable.

La portada de la Revista Oficial del GCF dejada en los asientos anunciaba, como en los Casinos, que ya no se apostaba más: la suerte estaba ya echada, ni un movimiento, todos quietos a ver qué deparaba el Destino.

La portada de la Revista Oficial del GCF dejada en los asientos anunciaba, como en los Casinos, que ya no se apostaba más: la suerte estaba ya echada, ni un movimiento, todos quietos a ver qué deparaba el Destino.

El “santo” del Granada, el entrenador “San-Doval”, que se despide invencible, cual San Miguel contra el Diablo, de los cuatro partidos bajo su dirección, sabía que enfadar a la Bestia resultaba peligroso; prefería adormecerla, tenerla anestesiada, como al público, que sólo despertaba cuando llegaban los goles del Valencia al Almería por vía radiofónica.

Visto lo visto, fue la mejor opción: el Getafe ante el Real Madrid experimentó con fuego y le cayeron 7-3. Era mejor no tentar la suerte. Al Atlético de Madrid le valía el empate; al Granada sólo si el Valencia cumplía con su vocación goleadora para ir a la Champions por delante del Sevilla. Nos encomendamos a que fuera el Destino, sito más allá de la Voluntad, el que nos desplazase o nos asentara definitivamente en la Primera Categoría. Muchas veces “no hacer nada” es “hacer mucho”. Y así fueron las minutos, así fue el transcurrir de Cronos entre bostezos.

Los jugadores matando el tiempo a bocanadas. Un espontáneo qritó: "¡Saca la barbacoa!" La relajación era total. PHOTO: Autor del artículo.

Los jugadores matando el tiempo a bocanadas. Un espontáneo qritó: “¡Saca la barbacoa!” La relajación era total. PHOTO: Autor del artículo.

 

De vez en cuando los jugadores paraban el juego, como si se tratase del encuentro más caluroso del año. Mentira: hacía un viento frío que destemplaba la temperatura del cuerpo. Una voz del graderío sonó fuerte cuando, en una de las dos veces que ambos equipos fueron en masa a la banda a refrescarse con agua embotellada de frigorífico, gritó: “Sacad la barbacoa”. Y es que el césped parecía una excursión campestre de amigos: los jugadores de Simeone pasaban el balón relajados, flojitos, ningún músculo del cuerpo conocía tensión, ni mucho menos la exhibía. La posesión del balón era para el propietario local. Estaba más tiempo con los chavales utilleros, denominados “recogepelotas”, que con los vestidos de corto, que podían denominarse por su acción rutinaria “tocapelotas”. El esférico era lo que se suele llamar “el niño de la viuda”, todo objeto de mimos y carantoñas: nadie pegaba fuerte, nadie lo lanzaba a correr rabiosamente en busca de las redes de la portería contraria. El partido podía haberse jugado en los vestuarios, sin portería y con asientos para los porteros para que no estuvieran mucho tiempo de pie por cosa de las varices.

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El ambiente era distendido y el ritmo de juego circulaba bajo mínimos. PHOTO; Autor del artículo.

 

En fin, la apuesta arriesgada, la de no depender de uno mismo, sino de los demás, salió adelante. El Valencia cumplió, el Almería luchó y perdió, el Granada y el Atleti consiguieron sus amigables y pacíficos objetivos: el grande quedar el 3º entre los grandes; el pequeño quedarse como estaba, que ya era más que suficiente. ¡Lástima que el gran partido, el único quizá por su relevancia, significación y número de goles, lo hiciera el Club Albigranate en tierras vascas, contra el Real Sociedad (0-3). Aquí en el Nuevo Los Cármenes sólo restaba disfrutar de lo conseguido o sufrir de lo que podían arrebatarnos los del Almería si el Valencia no ponía impedimento.

Ni siquiera Simeone mostrava ese pulso agresivo y emocional al que nos tiene acostumbrado en sus partidos. PHOTO: Autor del artículo.

Ni siquiera Simeone mostrava ese pulso agresivo y emocional al que nos tiene acostumbrado en sus partidos. PHOTO: Autor del artículo.

Poco daba de sí algo que, como tenían que hacerlo otros, nos podíamos haber quedado en casa esperándolo venir. La idea de que todo estaba ya cocinado y degustado desde antes de empezar, sin plan B cuando llegaban las inquietantes noticias de un 1-2 parcial del Almería, resulta escalofriante sólo de pensarlo: ¿qué hubiera pasado si los cálculos, que en fútbol no son nunca exactos, hubieran sido equivocados?

Pero la gente no estaba por pedir fútbol, sino por garantizar otro año más en Primera. La victoria, que era empate, se entendía en clave de “ganancia”: ganaba la Ciudad, ganaba el turismo, ganaba la afición que disfruta con la competición y la visita de los grandes, ganábamos todos. Muchas veces las estrategias son feas, pero los resultados las endulzan. Aquel famoso adagio maquiavélico “el fin justifica los medios” tomaba forma en un espectáculo anodino, absurdo, cansino, sin emoción.

Ya hemos dicho otras veces que el fútbol es emoción. Lo contrario no es fútbol. Justamente lo que nos tocó contemplar desde el graderío en el último partido de Liga.

Mainz, el jugador más destacado de la TEmporada 2014-2015. Sus goles fueron fundamentales para el Club.

Mainz, el jugador más destacado de la Temporada 2014-2015. Sus goles fueron fundamentales para el Club.

 

Es hora ya de sacar conclusiones, aquellas que podemos apuntar de todo lo que ha sido este viaje de ida y vuelta por la División de Honor. En cuanto a lo futbolístico, es importante destacar que los jugadores han estado atenazados todo el tiempo, primero por el entrenador y después por las circunstancias; pero que, sólo cuando se le ha dado la oportunidad de jugar como saben, bajo la identidad de su talento propio, es cuando mayor rendimiento han sacado de ellos mismos y de todo el equipo en juego.

El-Arabi, cuando dejó de estar presionado, resolvió con buena factura los últimos compromisos con Sandoval.

El-Arabi, cuando dejó de estar presionado, resolvió con buena factura los últimos compromisos con Sandoval.

 

La moraleja podemos extrapolarla a nuestro medio académico. Las personas, el alumnado, cuando desarrollan sus cualidades propias, se sienten más seguras y dan un mayor rendimiento que cuando se ven forzadas a actuar bajo patrones ajenos, métodos de enseñanza o dificultades de las materias que les cuesta identificar como propias. Sólo progresamos cuando asimilamos lo extraño haciéndolo nuestro, cuando ponemos nuestra propia voz a los pensamientos de otros, cuando somos ya nosotros los que decimos esos pensamientos nuestros, que hacemos y que vivimos, y dejamos de ser meras copias degradadas de pensamientos, acciones y vivencias ajenas. La educación, como el fútbol, como cualquier otra especialidad, es encontrarse en el centro de la reflexión, en el centro de la acción, ser protagonista. Ser consumidor pasivo o autómata llevado por los hilos de otros, solo conduce al fracaso, al destino de las marionetas. Por eso aprender es interiorizar y luego, con tus datos, con tu experiencia de otros conocimientos alojados dentro de ti, sentir lo que expresas como verdades auténticas, no prestadas.

Rochina sólo encontro su sitio cuando pudo desarrollar el fútbol creativo que almacena en sus botas.

Rochina sólo encontro su sitio cuando pudo desarrollar el fútbol creativo que almacena en sus botas.

 

A los futbolistas, al equipo, les ha ido mejor cuando han sido coherentes con sus cualidades. Y Sandoval es el único entrenador que ha sabido entenderlos. Esperemos que el año que viene disfrutemos desde el primer partido de tan hermoso y práctico hallazgo.

El último partido recogió todo lo sembrado en los tres anteriores.. Volvemos a Primera. La Temporada próxima volveremos a sufrir y a gozar otra vez con nuestro equipo.

El último partido recogió todo lo sembrado en los tres anteriores.. Volvemos a Primera. La Temporada próxima volveremos a sufrir y a gozar otra vez con nuestro equipo.

 

Así se cierra la Temporada y este apartado de la Revista. Hacemos uso de otra canción del mismo grupo con el que comenzó esta apartado de reflexión músico-deportiva. Pues también el aforo del estadio en el último partido de Liga es similar en multitud congregada a su nombre como grupo, Crowded House. Precisamente la letra es también muy oportuna porque nos viene a decir que ni se te pase por la cabeza que esto se haya acabado (DON´T DREAM IT´S OVER – “No sueñes que se acabó”). Ser seguidor de los colores del Granada C.F. tiene lo que cuenta la voz solista: “Uno tiene la libertad de seguirlos o no seguirlos, de estar dentro o de estar fuera de sus vicisitudes, porque lo que puedas hacer en un sentido o en otro es tan imprevisible como imposible recoger en una taza de papel todo un diluvio. Lo cierto es que siempre va a haber una batalla por delante, otro partido más en el futuro, como los muchos que se han perdido atrás. Nunca veremos el final de este viaje. Siempre vendrá otra Liga, otra desazón, otros sentimientos alterados por los resultados, por los lances del juego, por el azar o la falta de previsión humana. Mientras seas seguidor del equipo de tu ciudad viajando con él a través de su destino deportivo, ni sueñes que esto se acabe alguna vez. Porque otros rivales vendrán a levantar un muro de desafecto, de frustración, de derrota, pero a pesar de los pesares, sabemos que nunca ganarán del todo, que nunca nos vencerán, que somos carne y sangre del mismo cuerpo, del mismo colectivo humano, y renacemos de nuestras heridas”.

Ay, mi Graná. Siempre estaremos juntos aunque caigan chuzos de punta. Ya estamos deseando que vuelva a empezar la Liga. La vida es también eso, empezar y terminar cosas para volver a empezar las mismas, que siempre son otras, porque las circunstancias siempre son distintas. ¡Y qué hermoso es vivir!

Un saludo para todos. Hasta siempre.

Antonio Andino Sánchez.