“Ne me quitte pas”, de Jacques Brel (1959)
¿Alguna vez te has parado a pensar lo que significa y conlleva la palabra “AMOR”?
Lo cierto es que nunca nadie podrá tener las palabras suficientes y exactas para dar una definición, porque el amor es de esas cosas que supera nuestro entendimiento y nos hace sentir felices y a la vez tristes, completos pero también vacíos; paradójicamente, amor es a la vez todo y nada.
Las personas somos una mezcla de racionalidad inundada por sentimientos que nos manejan y nos hacen ser más “humanos” en todos los sentidos. La música ha sido, es y será uno de los métodos más utilizados para llegar a nuestra consciencia y remover todo lo que llevamos dentro; poder identificarnos con el autor tanto en sus alegrías como en sus desconsuelos.
En especial hay una canción en francés (“el idioma del amor por excelencia”) titulada Ne me quitte pas (No me abandones), de Jacques Brel, que nos transmite su dolor y arrepentimiento al haber dado de lado a su amante. Posiblemente, al ser una vivencia real del autor podemos sentir como muestra sus sentimientos y pensamientos más sinceros. Al igual que en esta canción, siempre se ha dicho que por amor se hacen locuras, se logra lo imposible, se frena lo irrefrenable, se promete lo inimaginable, como bien dice la canción : “Yo te ofreceré perlas de lluvia venidas del país donde no llueve”, todo por no perder a la mujer de la que ha estado perdidamente enamorado y no ha sabido valorar hasta que ha notado su ausencia. Y es que, tal y como dijo Plutarco, te das cuenta de que verdaderamente estás enamorado de alguien cuando la echas de menos.
Cuando estamos enamorados, nos subimos a una montaña rusa sin saber en qué momento estaremos en lo más alto, ni cuándo vamos a tocar fondo. Por eso es algo que nos llama tanto la atención y que, al mismo tiempo, necesitamos en nuestras vidas. Tenemos que tener presente que en una relación de pareja hay que tener un equilibrio e intentar ayudar al otro a ser mejor persona, no cambiándolo sino complementándolo; porque cada uno de nosotros estando en pareja, no dejamos de ser diferentes, pensamos de forma distinta y tenemos unos valores y forma de actuar propia.
Si no funciona la relación y llega un momento en el que la otra persona debe acabar o nosotros mismos tomamos esa decisión, debemos de saber que la vida sigue y no se acaba en esa persona. Hay un horizonte mucho más amplio que el camino que dejamos atrás, con un sinfín de oportunidades y personas que volverán a llenarnos de vida. “Ne me quitte pas”, no me abandones, quédate… es lo que imploramos cuando vemos que esa persona se marcha y la perdemos; intentamos convencerla de que daremos una mejor versión de nosotros mismos y de que todo mejorará. Pero cuando algo se desgasta, es muy difícil que vuelva a ser como antes; sólo nos queda aferrarnos al tiempo para que se cierren las heridas y no ser nunca negativos, sabiendo que la vida sigue y que nadie sabe la infinidad de cosas buenas que nos deparará el futuro.
Cristina Llorens Torralvo
curso 2016-2017