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Dime quién ama de verdad, de Beret (2016)

 

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Carmela Osuna Siekmann

 

El amor es un concepto muy amplio. Es un sentimiento que aparece de distintas formas y puede abarcar desde el amor sexual, el amor pasional, hasta el desamor y la ausencia de amor. Cada uno tiene una definición propia y, si buscamos en Internet la definición de “amor”, nos encontramos con mucha variedad. Algunos lo definen como sentimiento de afecto e inclinación hacia una persona, a la que se le desea todo lo bueno; o lo definen también como sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común.

En cambio, puesto en práctica, no suele tener tan buenos resultados; y más en la actualidad, donde cada vez los divorcios son más comunes. Aparte de esto, sabemos que aunque amemos a una persona, por mucho que lo hagamos, suele depender mucho de si las circunstancias y el momento son los precisos: lo fácil del amor es que se empieza a querer sin dificultad, el comienzo de adentrarse en un nuevo mundo es maravilloso, pero el problema aparece cuando empezamos a ser dependientes de esa persona, a no imaginarnos la vida sin ella y tener miedo a perderla. Pues si centramos toda nuestra felicidad en una única persona, en nuestra pareja, cuando esta se aleje de nosotros, nos derrumbaremos y será muy difícil salir de ese agujero.

Por eso muchos se plantean si es necesario sufrir en el amor y si no es mejor poder evitarlo. Y yo estaría de acuerdo, pues el amor siempre va ligado al odio (apenas sólo hay una pequeña franja que los separa). Además, las personas aunque no queramos, siempre nos haremos daño mutuamente. Por lo que surge la pregunta de si es mejor no sentir nada a sentir dolor. Ya sabemos que el hecho de arriesgarnos y saber que quizá tal vez acertemos con la decisión, recompensa todo ese sufrimiento: porque es mejor haber conocido a la persona adecuada y perderla que no haberla conocido. El hecho de estar enamorado despierta en nosotros sentimientos y lados de nuestra personalidad que nunca habíamos imaginado tener.

El amor en pareja también es la búsqueda de nuestra propia personalidad. Si no nos queremos a nosotros mismos, difícilmente podremos querer a otra persona. Si nos sentimos vacíos e insatisfechos con nosotros, tendemos a buscar a alguien que nos llene y eso siempre acabará en cierta dependencia. Como bien dice la canción de Beret: “ ¿Por qué buscamos la mitad si estamos de sobra enteros por dentro?”. “Tengo que aprender a quererme y no a querer , si me pierdo en ti, dime quien me encuentra, si solo soy feliz cuando esta abierta tu puerta, si eramos un sueño dime quien nos despierta”.

En esta canción el autor nos muestra la importancia de cada ser humano individualmente, lo importante que es saber amar y los problemas que aparecen cuando se desarrolla tanta dependencia hacia otra persona, o cuando perdemos lo que más queríamos en este mundo. Muchas veces nos despreciamos a nosotros mismos y no sabemos lo mucho que valemos, y lo que valen las personas de nuestro alrededor. Si somos conscientes de ello, empezaremos a ver las cosas desde otro punto de vista. Pero la mayoría de las veces, aun teniendo a una persona tan valiosa con nosotros, cuando caemos en la monotonía de la vida cotidiana, entramos en un estado de ceguera y acabamos despreciándola. Sólo nos damos cuenta de lo mucho que significaba en nuestras vidas cuando la perdemos, y queremos volver al pasado para cambiar lo ocurrido, pero siempre llegamos ya tarde. (“No puedo soportar que todo esto se lo lleve el viento”)

El mundo es tan cambiante que, cuando queremos a alguien desde el más fondo de nuestro ser, intentamos aferrarnos a esa persona; porque al final sabemos y tenemos miedo de que lo maravilloso que estamos viviendo en el presente pueda desmoronarse en cualquier momento, o desgastarse con el tiempo. Deseamos que las mejores experiencias duren para siempre y lo trágico de la vida es que de todos los momentos vividos no se repiten ninguno igual que otro. Las cosas más bonitas en esta vida son precisamente las que se acaban siempre.

El amor nos hace sentirnos vivos, sentir tanto afecto o, en algún caso, odio; el amor que sentimos hacia las personas, cosas, momentos, experiencias, aficiones, trabajo… hace que valga la pena vivir, sin la felicidad que nos aporta, nos haría la vida imposible. Hay que valorar todo lo que tenemos antes de que lo perdamos, ya que no sabemos con exactitud si durará para siempre; por lo que sólo debemos de centrarnos en vivir y amar con sinceridad.

Carmela Osuna Siekmann

curso 2016-2017