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“Guerrero”, de Robe Iniesta (2015)

 

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David López Moreno

 

En la canción de Robe, “Guerrero”, se expone una versión del amor intensa, romántica, en el sentido más literario del romanticismo, es decir, como un amor absoluto, ilimitado, desmesurado… Aunque también (por qué no reconocerlo) una versión quizá  desde un  lado más masculino del amor. Tampoco faltan a lo largo de la canción alusiones filosóficas y mitológicas que mencionaremos a continuación.

            Comienza la canción diciendo “cuando el cielo está tan azul / niego que la echo de menos y que sueño con su luz”. Haciendo referencia a ese lado masculino del amor que no es tan cuidadoso y detallista y que, mientras la relación amorosa va bien, se descuida o despreocupa un poco, y no es capaz de mostrar o expresar tan emotivamente ese amor.

            Un poco más adelante Robe nos canta “Ir bailando hasta el amanecer / y apurar hasta la última gota” mostrando un espíritu romántico que quiere vivir ese amor con total intensidad y hasta el final, hasta el amanecer, hasta la última gota.

            Y ¿por qué esa intensidad, ese querer disfrutar del amor hasta el final? Robe apoyándose en F. Nietzsche lo deja claro:  “a este matadero / no hemos venido a mirar”. Reflejando la crítica a la moral cristiana, que hace que el hombre viva pendiente del otro mundo, y poniendo de manifiesto su vitalismo: hay que disfrutar y vivir este mundo, que es el único existente, y no vivir “mirando” como espectadores pasivos que solo esperan la llegada del otro mundo.

            En la siguiente estrofa vuelve a destacar ese desmesurado romanticismo, ese lado dionisíaco del amor: “como buen guerrero / puedo darlo todo / y todo por perdido”.

            Y conforme la música alcanza su punto álgido (lo mismo ocurre con la letra), llegamos al amor sublime, desmesurado, irracional, ya que el autor llega a poner ese amor por delante incluso de su vida: “en cada batalla / nunca me he rendido / porque si la pierdo / ¿para qué quiero estar vivo?”.

            Y continúa diciendo que está dispuesto a realizar las mayores y más osadas proezas por su amor. Y para ejemplificar lo osado de esas hazañas que está dispuesto a hacer, recurre a la mitología griega; en concreto, al robo del fuego a los Dioses por parte de Prometeo: “solo tengo miedo / a que sus ojos dejen / de mirar a ver si puedo / llegar al Olimpo / y robar el fuego”.

            Y finaliza la canción diciendo que ese fuego que ha robado sigue ardiendo en su interior, mostrando de forma metafórica, que ese amor intenso aún sigue vivo en el “sigue ardiéndome, sí / dentro del corazón”.

            Como conclusión, decir que hemos tildado al amor descrito en esta canción como más masculino, porque no es tan cuidadoso y persistente, no cuida el día a día, no es muy constante; sino que es más bien un amor de arrebatos, de momentos más esporádicos; ahora bien,  esos momentos sí que se viven con total intensidad, son totalmente pasionales, desmesurados, sublimes.

David López Moreno

curso 2016-2017