I hate u, I love u, de Gnash (2016)
Verdaderamente no sé qué es lo mejor del amor, si la sensación de estar enamorado o la sensación de desamor. Aparentemente parecen sentimientos contrarios, pero ambos se basan en comparar tu vida con la de la persona que amas. Cuando estás enamorado, instintivamente tu vida sufre un cambio, en ocasiones positivo, en ocasiones negativo, pero siempre por la otra persona. Y, aunque muchas veces esto pueda traer graves consecuencias y se pueda poner en tu contra, creo que es una de las cosas que caracterizan el amor: el sacrificio por la otra persona. “Querer” consiste en buscar la felicidad del otro, dar lo mejor de ti en todo momento, mirar tu vida a través de los ojos de la otra persona.
Cada persona tiene su propia manera de querer, y todas ellas son correctas. Nadie puede mandar en su corazón, ni nadie puede controlar la intensidad o la forma de interpretar sus sentimientos. Lo que para unas personas es algo maravilloso, para otras sólo puede ser el comienzo de su fin; y lo que para algunas personas es horrible, para otras puede ser lo más satisfactorio del mundo. Nuestro corazón elige sin hacer uso de la razón. Es por esto que considero que el amor es irracional: igual te enamoras de la persona que está destinada a permanecer para siempre en tu vida, que igual te enamoras de aquella que no merecía haber aparecido nunca y haberse llevado lo mejor de ti; o quizá sí, para así darte cuenta de con quién eres o dejas de ser la mejor versión de ti mismo. Te das cuenta de que es la persona correcta porque no te cambia, te mejora. A veces, sin darnos cuenta, somos buenos con las personas equivocadas. Creemos que estas pueden aportarnos tanto como nosotros estamos dispuestos a ofrecerles de nosotros mismos, y no somos conscientes de que lo que nosotros podemos sentir al 100%, ellas no pueden llegar ni a un 50%; y no por esto ya debemos alejarnos de ellas. Simplemente, no son las personas adecuadas y, como suele suceder siempre, el tiempo es el que se encarga de poner las cosas en su lugar. Aceptamos el amor que creemos merecer, sin darnos cuenta de que nadie nunca va a poder llegar a ese 100%. Siempre van a quedar ganas de querer más, siempre van a quedar ganas de demostrar un poco más lo que a ti te hace tan feliz.
Con este sentimiento comienza mi canción, “feeling used, but I´m still missing you” (“me siento utilizada, pero sigo echándote de menos”). Muestra una situación que es muy corriente en las relaciones de hoy en día: la persona que más quieres, te falla; pero la quieres tanto que a ti siempre te quedan ganas de seguir luchando, de seguir compartiendo tu tiempo a su lado, tanto tus buenos como tus malos momentos. Pero, ¿verdaderamente mereces eso? ¿Verdaderamente merecemos dar todo lo que tenemos a personas que no pensaron en el dolor que nos podían causar cuando tomaron sus decisiones? Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, pero las personas, desde mi punto de vista, se equivocan solo una vez. La segunda vez no es una equivocación, es una decisión. Perdonar nunca está de más, pero siempre en su debida medida.
“Te odio, te quiero, odio quererte.” Pese al daño que nos puedan hacer, el sentimiento sigue ahí, no se puede evitar. Quieres a esa persona que te ha hecho daño, y quieres continuar a pesar de que pueda volver a suceder lo mismo, a pesar de que te vuelva a dañar. Te compensa vivir dos días buenos y el resto malos, te compensa tener un rato de felicidad entre tanto pasarlo mal, ¿Qué triste, no? En el momento crees que la realidad es así, que no pasa nada porque no esté equilibrado, que no pasa nada por vivir un mal rato…Mentira. Siempre pasa. Como ya he escrito antes, aceptamos el amor que creemos merecer. Creemos que nos ha tocado vivir esa situación de peleas y malentendidos, y que es sólo un paso más. No. Nadie se merece pasarlo mal por una persona que comenzó aportándote sólo felicidad y que ahora sólo te aporta tristeza. “If I pulled a you on you, you wouldn´t like that shit” (“Si pusiera a alguien como tú frente a ti no te gustaría esa m…”). Si tratáramos a esas personas tal y como nos tratan ellas a nosotros probablemente se hubiesen alejado hace mucho tiempo; pero no, las queremos. No pasa nada, no nos importa aguantar siempre lo que sea por ellas, no nos importa salir de esas situaciones que te ahogan una vez más. Lo haces en silencio, para así después hacer salir a la otra persona, que no lo está haciendo bien, pero que siempre tiene algo que te hace replantearte por qué no intentarlo una vez más, por qué no conseguir una racha buena en esa relación que a ti tanto te está matando. Y la pregunta de nuevo es… ¿te mereces eso?
Cuando estamos en momentos críticos, deberíamos plantearnos si lo que pierdes vale más que lo que ganas; si la persona que puedes perder, vale más que lo que ella a ti te proporciona, y ahí te das cuenta si es la correcta; o, por el contrario, es sólo una más de tantas que pasarán por tu vida.
Personalmente, a mí esta canción me produce muchos sentimientos, pero la base es esa: nadie se merece un amor a medias, un amor que te llene en momentos buenos y que te deje por los suelos en los malos. Este amor no es sano, y no porque ambas personas no se necesiten, sino porque no están destinadas a ligar sus vidas. A veces hay que entender que por mucho que se quiera no se puede; o tal vez sí, pero es el problema de la sociedad y del amor de hoy en día. Si al tercer intento no se consigue, se considera que no merece la pena y se pierde la ilusión. Una de mis frases favoritas es de la famosa película Piratas del Caribe y dice así : “Ninguna causa está perdida siempre que quede un insensato dispuesto a luchar por ella.” Personalmente, creo que lo mejor de sentir y de estar viva es dar lo mejor de mí a cualquier persona a la que yo quiera y en cualquier situación de mi vida. Supongo que soy una insensata, pero espero que a mí nunca me puedan decir de algo que yo no lo intenté.
Claudia María Muros González
curso 2016-2017