IGUALES, por María Molina Muñoz.
Parece que la desigualdad ha gobernado desde antaño, parece que el egoísmo y la supremacía de los unos frente a los otros han sido menús de cada día. Nos ha separado siempre una gran clase social, barreras y fronteras que el dinero y el poder han establecido. La pobreza iba creciendo y a la vez; junto a ella la falta de esperanza. El pobre se hacía cada vez más pobre y su contrario, cada vez más ciego ante el color de los billetes.
Por eso mismo, cualquier rayo de esperanza era bien recibido, y así fue como el cristianismo ganó terrero en nuestra sociedad. Somos los seres humanos pura emoción, sentimientos, sensibilidad; por eso empatizamos con Jesús y denunciamos la injusticia de su muerte en la cruz. Nos prometía igualdad, equilibrio, el perdón, que todos estuviéramos sobre el mismo plano al ser hijos de Dios. Las injusticias de esta tierra serían remediadas en los cielos, allí todos nos equipararíamos, las tragedias del mundo terrenal sería tapadas con la felicidad del mundo espiritual. Nuestra esencia es la misma, ‘’yo soy igual a ti, tu eres igual a mí’’, todos reímos, todos soñamos, ‘’a todos se nos quiebra la voz, en todos hay un poco de dios’’. Este es sin duda el principio de cristianismo y la película ‘’Jesucristo Superstar’’ lo refleja perfectamente.
Pero el problema viene cuando todo se descarrila, cuando se exceden los límites, cuando la fobia se contagia, cuando el que luchaba contra la injusticia acaba siendo presa de esta. Esta es la respuesta que ‘’Ágora’’, película de Amenábar, da a ‘’Jesucristo Superstar’’. ‘’Ágora’’ es una gran crítica al cristianismo más radical. Hipatia acaba siendo asesinada ante la locura de muchos cristianos, acaba siendo bombardeada por cientos de piedras arrojadas por las mismas manos de quienes un día fueron víctimas de la discriminación. ¿Paganos contra cristianos o cristianos contra pagamos?, dos películas, dos versiones y ninguna lleva la razón. Tan distintas y a la vez tan parecidas, pues las dos nos expresan por igual que el problema ocurre cuando se traspasan las fronteras de la tolerancia.
El punto de mira está en la naturaleza humana, no en si eres de izquierdas, de derechas, de centro, republicano, ateo, católico, musulmán, judío o protestante; el punto de enfoque está en tu nivel de tolerancia. Si solo se fija una idea como verdadera, una versión frente a todas las demás y esta misma se impone, se están repitiendo los mismos errores, se está reconstruyendo una sociedad de atropello, de abuso, de inmoralidad. ‘’Siempre hay más de una versión de la película, otros modos de mirar, muchas formas de escribir’’, siempre miles percepciones, ‘’todo es según el color del cristal con que se mire -Ramón Campoamor-’’, y es que ‘’nadie tiene la razón, las voces son infinitas’’. Por eso mismo el respeto, la tolerancia, el dejar vivir y el aceptar a terceros deben ser valores comunes a todos. Deben ser enseñados y llevados a la práctica.
Que autobuses con mensajes como ‘’los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre eres hombre. Si eres mujer seguirás siéndolo’’, violan los principios humanos, establecen una única verdad y no se abren a demás posibilidades. Que estos mensajes tan intolerantes circulen por las calles de Madrid no sirven nada más que para recordarnos que la batalla no está ni en su mitad ganada. Respeto y consideración, empatía e igualdad ‘’rescata de tu alba esa flor y olvidarás su sexo y color’’.
Pongamos punto y final: por más que nos manifestemos, por muchas víctimas que sufran, no nos concienciamos. La iglesia ataca con mensajes inmorales circulando en carretera. Y el contrario en desfiles en carnaval parodiando a Jesús. ¿Es que no nos damos cuenta de que todas estas situaciones no hacen más que ofender y molestar al otro?
‘’Cada paso y cada huella tuya es única, de la cabeza a los pies cada uno es como es, por eso déjame vivir, yo elegiré la manera’’. Dice la letra de Iguales, de Diego torres (2015). Porque la intolerancia muestra déficit en el cerebro y corazón, porque la clave está en sencillamente vivir y dejar vivir, porque el punto está en dejar respirar al otro, en darle su espacio, en acabar con las acusaciones, conflictos, malestares… porque todo se resume en el respeto, porque todo se resume en intentar ser tolerantes en este mundo de intolerantes.
María Molina Muñoz
curso 2016-2017