SER TOLERANTE EN UN MUNDO INTOLERANTE, por Carla Quirantes López.
Carla Quirantes López.
Podemos definir la tolerancia como el acto de respetar la diversidad de opinión, pensamiento, cultura y religión, entre muchos otros. El ser tolerante no es el hecho de estar de acuerdo con las distintas opiniones que tienen el resto de las personas, es simplemente respetar la forma que cada individuo tiene de ver el mundo.
La idea de vivir en un mundo tolerante parece a día de hoy como una utopía. Nuestra vida está basada en creencias, y pensamos que las nuestras son más válidas que las de los demás. La intolerancia se podría definir como aquel comportamiento, forma de expresión o actitud que viola o denigra los derechos del prójimo, o invita a violarlos o negarlos. Algunas muestras de intolerancia las vemos en el día a día cuando somos testigos de comportamientos racistas, xenófobos, homófobos o sexistas.
Mención aparte merece la intolerancia contra las creencias o prácticas religiosas o, también, contra aquellos individuos que no creen en nada.
Intolerancia religiosa y persecución han aparecido frecuentemente a lo largo de la historia cuando se ha producido el contacto entre culturas diferentes. Los que pertenecen a creencias mayoritarias se muestran con derecho a despreciar y a ofender a los que siguen creencias minoritarias, sólo por el hecho de ser distintos: lo nuestro es mejor, y por ello no respetamos lo de los demás.
Dos ejemplos claros los vemos en las películas Jesucristo Superstar y en Ágora.
La primera película, aunque nos muestra a Jesús más humanizado y más tendente a las dudas y pasiones terrenales de lo que estamos acostumbrados, su destino es el mismo: acaba crucificado por los paganos tras la traición de Judas. El sufrimiento de Jesús y su muerte en la cruz representarán los aspectos centrales de la religión cristiana.
En la película de Ágora ocurre lo contrario; son los cristianos los que muestran su cara más feroz. La película relata ese momento en que los cristianos pasan de ser perseguidos a ser perseguidores. La protagonista, Hipátia de Alejandría, es una matemática, filósofa, astrónoma y atea, que por su devoción a la ciencia tuvo que enfrentarse a los cristianos. Finalmente, muere por no querer ceder a sus principios y no convertirse al cristianismo. Muerte, que como suele ocurrir en estos casos de fanatismo religioso, es una muerte cruel, que intenta crear el mayor sufrimiento posible.
La filósofa y maestra neoplatónica fue brutalmente asesinada por una turba de cristianos en marzo de 415 d.C.
“Y vigilándola mientras regresaba a casa en su carro, la bajaron de él, la arrastraron y se la llevaron a la iglesia llamada Cesáreo, donde la desnudaron completamente y la asesinaron [golpeándola o cortándola] con tejas [o conchas]. Después de despedazarla, se llevaron sus miembros destrozados a un lugar llamado Cinarón y los quemaron”, relata el historiador Sócrates Escolástico, coetáneo de Hipatia.
Como conclusión podemos dar esta visión más optimista de tolerancia:
El espíritu de la tolerancia es el arte de ser feliz en compañía de otros. El día que todos seamos capaces de entender e interiorizar esta frase tan sencilla, ese día si podríamos decir que somos tolerantes y vamos hacia un mundo mejor, lleno de diferentes creencias , gustos , opiniones ; en concordancia con lo que a cada uno nos hace felices y nos aporta seguridad.
Como dijo Mahatma Gandhi: “Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio”
Carla Quirantes López
curso 2016-2017