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Dpto. Lenguas Clásicas: Excursión a Mérida y Cáceres

 

 

En este viaje cultural tuve la posibilidad de disfrutar de unas de las ciudades romanas más bonitas que aún conservamos en nuestro país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando te dicen que vas a ver una auténtica ciudad romana, te haces una imagen de ella en tu cabeza, pero la realidad supera con creces la ficción.

Únicamente estuvimos allí dos días, en los que visitamos Mérida y Cáceres. Las dos ciudades son preciosas, pero Mérida tiene un encanto peculiar que a mí me enamoró.

Las profesoras María Mercedes Osorio Blanco (Lenguas Clásicas) y María José Cevidanes Lara (Geografía e Historia).

Lo que más me impresionó fue sin duda el Teatro romano. Te quedas estupefacta cuando, al travesar el vomitorium, te encuentras ante toda esa belleza. Y no es una belleza de bonito, es una belleza de sobrecogimiento.

Te sientes muy pequeña ante ese marco arquitectónico, ese escenario y esas gradas sin fin.

Y es en ese momento cuando, al menos yo, te preguntas ¿de verdad esto lo construyeron hace más de dos mil años?

Es que es impresionante como, a pesar de no contar con apenas medios, construyeron edificios, “obras de arte”, más bien, que aún se siguen conservando y que irradian tanto esplendor.

 El anfiteatro también era impresionante. Lo que más me llamó la atención de él fueron las galerías subterráneas de la arena, donde se guardaban a las bestias o los gladiadores esperaban para salir a luchar.

Creo que es uno de esos lugares que te hace pensar. Y yo no podía parar de pensar que hace dos mil años ese espacio no era un lugar de risas, ni de fotos con amigos, era un lugar donde moría gente: esclavos, prisioneros de guerra, condenados, personas al fin y al cabo.

  Tras esto, visitamos el Museo Arqueológico de Mérida, que fue construido ex professo para acoger aquellas piezas que iban a exponerse en él; por lo tanto, es un espacio muy diáfano y luminoso, donde todo puede apreciarse muy bien.

Lo que más me llamó la atención fue que en él estuviese expuesta una de las columnas del Templo de Diana, que vimos esa misma tarde y hay que decir que desprendía magia, al igual que la Casa del Mitreo, una auténtica villa romana.

Al día siguiente en Cáceres visitamos el casco antiguo y pudimos pasear por las numerosas callejuelas y rincones con encanto que alberga. 

Lo que más me impresionó fue La Torre de la Hierba, me pareció muy imponente a pesar de su austera decoración.

Noelia Carbelo Castillo

curso 2016-2017