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Viaje de Estudios (curso 2017-2018)

 

Viaje de Estudios (curso 2017-2018).

 

Aunque muchos fuésemos con la idea de que este viaje de estudios sólo serviría para divertirnos y dejar por unos días las clases y el Instituto, también nos ha servido para aprender cosas que desde un aula son más difíciles.

Hemos descubierto lugares nuevos, ciudades enormes en las que era fácil sentirse pequeños, lo que facilitó que algunos se perdieran (incluso más de una vez), que nos queda mucho mundo por recorrer y mucho por vivir.

Hemos conocido a mucha gente que veíamos diariamente por los pasillos pero con la que nunca antes habíamos hablado, y hemos vuelto del viaje con una familia mucho más numerosa. Nos ha servido para abrirnos, intercambiar experiencias y crearlas juntos.

Los dos primeros días fueron de navegación y aprovechamos para realizar todas las actividades que habían en el barco; sobre todo, las fiestas que había de noche, en las que nos disfrazábamos y suponían el mejor momento para relacionarnos con gente de otros Institutos, sobre todo, los famosos sevillanos.

También los más religiosos y amantes de las procesiones (quizás por la proximidad en el calendario de la Semana Santa) hicieron en su honor varias, recorriendo los pasillos del barco, con música solemne y colocando en el colchón lo primero que veían.

Ajaccio (Córcega).

Después de los dos primeros días de navegación algunos aprovecharon para besar tierra, la cual tan bien nos trataba librándonos de los temidos mareos que nos hacían traficar con biodramina. Llegamos a Ajaccio, Córcega, donde, aparte de pasear por aquella preciosa isla, visitamos la casa de Napoleón .

Al día siguiente en Roma no paramos de visitar monumentos, aunque lo que más nos impresionó fue el famoso Coliseo Romano, la Fontana di Trevi ( lo cual supuso una buena oportunidad para tirar una moneda y pedir por todas las asignaturas aprobadas) y la Basílica de San Pedro (la luz de Dios casi nos achicharra).

El quinto día estuvimos en Pompeya viendo lo que en su día fue una ciudad de la Antigua Roma, que quedó sepultada por la erupción del gran Vesubio, dejándonos ver imágenes bastante impactantes y las ruinas de su ciudad. Hubiésemos aprendido más si en los autobuses las mayoría no hubiese ido con un ojo abierto y otro cerrado para intentar dormir, debido a que más de uno lo daba todo en la pista de baile del barco.

Al siguiente día llegamos a Florencia, que se puede describir como un gran museo andante, donde es difícil no quedarse embobado con todos los monumentos y esculturas que se veían por las calles. Para la mayoría fue lo que más le gustó, y eso no pudo quitarlo el mal tiempo que hizo.

El tiempo siguió así mucho más, tanto que no pudimos ver Villefrance ni Mónaco y todos nos quedamos con el corazón partido, pero era cuestión de seguridad, y zarpamos finalmente a Barcelona, donde el viaje llegó a su fin, y con ello un recuerdo que durará toda la vida, gracias a las personas que estuvieron con nosotros, incluyendo profesores, que (hay que reconocerlo) tuvieron mucha paciencia con todos.

Miriam Moh Martínez

curso 2017-2018